Día 15 - Segunda Parte
Menos mal que Jon Sang había sido precavido y nos había sugerido antes de salir de nuestro último escondite que decidiéramos cual iba a ser nuestro punto de encuentro en caso de separarnos. Si no fuera por aquel pequeño detalle, no los habríamos vuelto a encontrar. Ahí, como en otras ocasiones, Jon Sang estuvo muy acertado.
Cada vez estaba más convencido de que podía confiar en él. Y a pesar de lo independiente que siempre he sido y lo poco que he confiado en la gente, en una situación como en la que estábamos, comenzaba a apreciar el hecho de tener a dos en los que confiar: El Cirujano y Jon Sang. Claro que en ambos casos había puntos oscuros. El Cirujano aún era un misterio para mi. Sabía que por ahora podía confiar en él, pero más adelante, Dios diría. Y Jon Sang había demostrado su valía, pero nunca había tenido una conversación privada con él y no sabía lo que le pasaba por la cabeza. Esto sería algo que tendría que solventar en el futuro, si es que lo teníamos.
El par de ojos comenzaron a avanzar hacia nosotros a una velocidad pasmosa.
Carla se tiró hacia mi abrazando mi cintura. De aquel modo no podría moverme en condiciones, pero no sentí la necesidad de apartarla. Todo lo contrario, quería tenerla lo más cerca posible para no perderla de vista en aquella espesa oscuridad.
JB, que cargaba con el cañón láser, abrió fuego hacia una de las dos bestias que se abalanzaban contra nosotros. El haz de luz súper-caliente de color rojo brillante iluminó el perímetro mostrándonos a nuestros atacantes. Sus deformes cuerpos, teñidos de rojo, tenían un aspecto más amenazador incluso. El primer disparo, de un par de segundos de duración, acertó de lleno en el pecho de una de las dos bestias abriendo un agujero de poco menos de cinco centímetros de diámetro en el pecho. Sin embargo, el cañón debía recargarse para poder volver a disparar y JB a pesar de estar apretando el gatillo, no pudo atacar al otro enemigo.
La bestia que seguía con vida y avanzando implacable y a gran velocidad hacia nosotros varió su objetivo optando por atacar a JB.
–¡Correr! –gritó Kira.
Irina agarró a Francoise y echó a correr alejándose en la oscuridad.
Yo abrí fuego con el rifle que llevaba tratando de alcanzar a nuestro veloz atacante. Kira también trató de herir a la bestia con la pistola que tenía ella, disparando multitud de balas en su dirección.
El Cirujano, a mi lado, cogió a Carla en brazos y echó a correr tras los otros.
Los estallidos de nuestras armas reverberaban por los muros de los edificios a ambos lados de la calle, regresando como ecos fantasmales. Y los fogonazos nos mostraban una escena por imágenes congeladas y asíncronas.
Jon Sang, por su parte, disparaba su rifle desde el otro lado haciendo que el atacante se viera enfrentado a un fuego cruzado, difícil de esquivar.
Estaba seguro que la habíamos alcanzado varias veces, pero la bestia continuaba, implacable, su avance suicida contra JB. Cuando estaba a tres metros de distancia se lanzó en un tremendo salto chocando con violencia contra el cuerpo de nuestro compañero. Este salió disparado contra el muro de ladrillos que había a nuestra espalda. Emitió un quejido de dolor y quedó bajo el enorme cuerpo de piel verdosa y llena de pústulas.
Kira y yo avanzamos rápidamente hasta el lugar del choque sin abrir fuego por miedo a alcanzar a nuestro compañero.
La bestia no se movía. Podíamos ver como respiraba, pero parecía inconsciente.
–Ayudarme –pidió JB con una vocecilla llena de pánico y desesperación.
Jon Sang le dio la mano y tirando de él conseguimos liberarlo del peso muerto que lo oprimía contra el suelo.
–Vámonos, creo que sigue vivo –dijo Kira.
Los cuatro nos echamos a correr en la misma dirección que habían tomado nuestros compañeros.
–¿Estas herido? –le preguntó Jon Sang a JB, este negó con la cabeza mientras corríamos lo más rápido que podíamos para tratar de alcanzar a los otros.
Un chillido sobre nuestra cabeza nos llamó la atención. Alcé la vista y vi como una enorme sombra sin forma cruzaba sobre nosotros a gran velocidad y se perdía en la brumosa oscuridad de la noche. Estaba seguro que se trataba de una de las aves como la que nos atacó la noche anterior en el centro comercial a Kira y a mi. En aquella oscuridad éramos muy vulnerables a un ataque aéreo. Necesitábamos salir de la calle cuanto antes.
El rumor de cientos de pasos sobre el asfalto fue en aumento. Pero era difícil saber de qué dirección provenía. Era como si nos llegara de todo alrededor.
Otro graznido rapaz en la alturas e instantes después el grito desgarrados de Kira y su cuerpo cayó al suelo rodando varias veces. Nos detuvimos acercándonos rápidamente hasta ella.
–¡Kira! –me arrodillé junto a su cuerpo. –¡Kira! –volvía a repetir zarandeándola con insistencia. –¡Contesta!
–Si... si... –susurró ella con un hilillo de voz quejumbroso –estoy bie...
No terminó la frase frunciendo el rostro en un gesto de dolor mientras se agarraba el hombro con fuerza.
La luna menguante apareció sobre los altos edificios y nos bañó con su plateada luz pálida. Gracias a ella pude ver como manaba gran cantidad de sangre entre los dedos de la mano de Kira. Debía de tener un buen corte para que sangrara tanto.
–Déjame ver –le supliqué mientras trataba de apartar su mano de la herida.
Jon Sang y JB se colocaron uno a cada lado de nosotros vigilando ambas direcciones. Mientras el rumor de pasos se acercaba más y más.
Kira se quejaba y pude ver como varias lágrimas se deslizaron por sus mejillas como perlas de nácar.
Otro aullido rapaz nos llegó de los cielos y todos alzamos la mirada hacia el cielo a la espera de otro ataque inminente. Gracias a la luz de la pequeña luna en forma de "C" distinguimos una enorme masa oscura que se movía en círculos sobre nosotros entre los altos edificios.
–¡Me quieres dejar ver, Joder! –exclamé frustrado por la poca cooperación de Kira.
Ella cedió al fin con un gesto de dolor en el rostro. Tenía la camiseta rasgada a la altura del hombro. Agarré los dos lados y tiré con fuerza abriendo un agujero más ancho, para poder ver la herida que ya había empapado la mitad de la tela.
A través del agujero más grande que había hecho pude ver que tenía dos cortes profundos que sangraban como fuentes. Había que cortar la hemorragia o Kira moriría en pocos minutos. Sin embargo, nuestros compañeros se habían llevado las dos bolsas de deporte con todos nuestros suministros, entre ellos las vendas.
Miré en todas direcciones buscando algo que pudiera utilizar, pero claro, no había nada. Estábamos en medio de una calle abandonada, en una ciudad invadida por monstruos y cadáveres andantes. No había nada a mano que me pudiera servir.
Jon Sang se acercó a mi y me entregó una navaja de bolsillo.
–Toma –me dijo al mismo tiempo.
Me quité la camisa y con la ayuda de la navaja rasgué unas tiras de tela de alrededor de un metro de largura. Después, con la navaja también, corté toda la tela de la camiseta de Kira que le cubría el hombro herido para dejarlo al aire.
Ella no dejaba de emitir susurrantes quejidos mientras gruesas lágrimas le resbalaban por las mejillas. Quedé asombrado por el valor y resistencia que estaba demostrando tener. Y ello me hizo desear curarla aún más. No pensaba dejarla morir allí. Se salvaría y junto a todos conseguirían escapar de aquel maldito planeta. Y después...
Con las tiras de tela que había sacado de su camisa, comenzó a tapar las heridas. Atándolas con mucha fuerza. Kira apretaba los ojos y los labios aguantando el dolor y tratando de no gritar. Dejó escapar algún quejido, pero no grito. "Es increíble" pensé mientras me movía con la mayor velocidad a la que me permitían mis dedos.
Después até dos tiras al hombro, por encima de las heridas, a modo de torniquete y de ese modo cerré un poco la hemorragia.
–Ya estás lista –susurré acercando mi rostro a su oreja.
Ella respiró aliviada mientras me dirigía una mirada intensa y llena de significado.
El rumor de pisadas continuó con su crescendo sonando cada instante más cercanos.
–¡Nos tenemos que marchar de aquí! –exclamó JB apremiándonos.
Pero yo no pude moverme. Estaba hipnotizado por la mirada de Kira. Y ella parecía sentir lo mismo por que no hizo mención de levantarse. Sentí como mi rostro descendió un poco más, como movido por una fuerza externa e implacable. Ella me miraba con los ojos muy abiertos, aún húmedos. Sus labios, entre abiertos, parecían llamarme.
Nuestras narices estaban a punto de tocarse...
El peligro que nos vigilaba desde las alturas volvió a chillar amenazador.
Parpadeé como despertando de un sueño y al fin reaccioné. Me levanté y le ofrecí mi mano a Kira.
JB echó a correr sin esperar más. Jon Sang se acercó por detrás y me dijo
–Se acercan más.
Miré hacia atrás y vi tres pares de ojos rojos que avanzaban a gran velocidad hacia nosotros.
Kira agarró la mano que le ofrecía. Tiré de ella y una vez se hubo levantado los tres nos echamos a correr tras JB que se alejaba cada vez más de nosotros.
Este llegó a un cruce amplio y se detuvo clavado en el asfalto como si se hubiera chocado con un muro invisible. Miró atrás hacia nosotros y nos hizo gestos con la mano para que nos diéramos más prisa. A medida que nos acercábamos, pudimos ver como el cruce estaba cerrado por dos direcciones y solo quedaba una libre. Y lo que nos cerraba el paso no era otra cosa que una multitud de cadáveres con bultos en la cabeza, unos más pequeños y otros a punto de estallar. Caminaba con los brazos estirados hacia JB, y con miradas vacías pero terribles.
El cañón láser había terminado de cargarse así que abrió fuego barriendo una amplia zona con el haz de luz desintegrador. Muchos cuerpos fueron mutilados: troncos separados de las piernas; brazos cortados por la mitad; piernas separadas de la cintura, etc. Pero eran tantos que sirvió de poco. Solo consiguió darnos un poco más de tiempo.
Sentí como una ola de viento me golpeaba en la nuca y supe que se trataba del ave mutado en uno de sus ataques. Pasó por encima de mi cabeza y vi la sombra, mejor definida esta vez, avanzando veloz hacia Jon Sang.
–¡Cuidado! –exclamé sin poder hacer otra cosa.
Jon Sang recibió el golpe en la espalda y se desequilibró. Comenzó a dar pasos inciertos, lanzando los brazos hacia todas direcciones tratando de buscar su equilibrio. Trastabilló y su cuerpo comenzó a inclinarse hacia delante. A punto estuvo de caer con el rostro contra el duro asfalto, pero en el último momento lo agarré de un brazo y tiré de él hacia delante sin dejar de correr hacia el cruce. Mi compañero recuperó el equilibrio y siguió avanzando sin detenerse.
Al fin alcanzamos el cruce en donde JB propinaba golpes con el cañón como si se tratara de un arma contundente a los post-mortem que más cerca estaban.
–¡Vamos! –le grité mientras los tres girábamos hacia la única salida posible del cruce. Él dejó de atacar y echó a correr en pos nuestra, cargando con el cañón en un brazo y colgado del otro el paquete de baterías que seguían cargándose desde el último disparo.
¿Dónde estarán los demás? ¿Habrían escapado? ¿Habrían sucumbido? Mientras me hacía estas preguntas una y otra vez, no podía dejar de pensar en Carla. La pequeña Carla. La dulce Carla. No podía creer que le hubiera pasado algo. No, no podía ser. Tenía que estar bien... por favor...
3 comentarios:
Sin duda ha mejorado. El momento Kira impagable. Jon Sang subiendo al frente de la historia poco a poco, puede ser un personaje muy interesante. Y la separación del equipo plantea un escenario muy inteeresante, y más con Carla en el "otro" bando (quien se acuerda ya de como Max intentó abandonarla en aquella casa...).
Con respecto a la entrada fantasma, espero que no la hayas destruido del todo, cuando esto se haga famoso ese capítulo valdrá millones (aunque habiendolo leido confirmo que era peor que este :D)
Yo no llegué a leer el capítulo fantasma ese (suelo entrar cada 3 o 4 días para poder leerme varias entradas seguidas). Pero bueno, si esta es la buena, eso es lo que importa.
Coincido plenamente con Supermaron...esta ha sido una entrada excelente....Vas subiendo el tensiometro,nos dejas mordiendonos las uñas....Bien,bien,bien...
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