Dia 3
Esta mañana me he despertado sobresaltado cuando un grupo de guardias pasaban corriendo junto a mi celda. Sus rostros tenían una expresión de nerviosismo.
Esperé durante mucho rato para ver si ocurría algo, pero un silencio sepulcral dominaba todo el pasillo. En las celdas, todos los presos estábamos asomados a través de las rejas, a la expectativa.
Susurrando, le pregunté a Gleny, el preso en la celda siguiente, si sabía a qué se había debido todo el jaleo. No tenía ni idea pero él a su vez preguntó al siguiente preso y así se formó una cadena de susurros que llegó hasta el final del pasillo, a la última celda que estaba junto al puesto de vigilancia. Cuando la respuesta regresó hasta donde yo me encontraba, Gleny me contó lo que le habían dicho a él: habían recibido un mensaje de socorro procedente de una de las colonias y el alto mando había ordenado al capitán de la nave acudir para comprobar qué ocurre.
Un par de horas después anunciaron por los altavoces que la nave iba a proceder a hacer un salto para trasladarse a otra ubicación. No especificaron la razón del traslado, pero todos ya sabíamos que se trataba del mensaje de socorro.
Es extraño que manden a una nave prisión para realizar una misión de reconocimiento.
Nos atamos al asiento de seguridad con sus gruesos arneses y esperamos al momento del salto, escuchando la cuenta atrás por los altavoces.
Yo, que desde siempre he sido un "transportista" estoy acostumbrado a los saltos, pero muchos de los otros reclusos no. Así que tras pocos segundos que duraba el salto, pude escuchar como muchos se desataban rápidamente para meter la cabeza en las letrinas y vaciar sus estómagos.
Yo simplemente sentí las tripas revueltas y creo que en realidad debe ser por no haber desayunado y tener el estómago vacío.
Durante el resto del día nos han mantenido en nuestras celdas, sin darnos más información. Ninguno de nosotros sabía de qué colonia se trataba, así que desconocíamos si aquel era el único salto o si aún nos quedaban más.
Ahora, mientras escribo estas breves líneas, escucho como del final del pasillo se filtran gemidos y lamentos. Uno de los guardias ha pasado en aquella dirección hace varios minutos y aún no ha regresado.
Seguro que muchos me tacharían de tener un humor negro y sarcástico que está fuera de lugar pero me alegro de no ser muy guapo... de otro modo podía haber sido yo el que estuviera gimoteando esta noche...
Esperé durante mucho rato para ver si ocurría algo, pero un silencio sepulcral dominaba todo el pasillo. En las celdas, todos los presos estábamos asomados a través de las rejas, a la expectativa.
Susurrando, le pregunté a Gleny, el preso en la celda siguiente, si sabía a qué se había debido todo el jaleo. No tenía ni idea pero él a su vez preguntó al siguiente preso y así se formó una cadena de susurros que llegó hasta el final del pasillo, a la última celda que estaba junto al puesto de vigilancia. Cuando la respuesta regresó hasta donde yo me encontraba, Gleny me contó lo que le habían dicho a él: habían recibido un mensaje de socorro procedente de una de las colonias y el alto mando había ordenado al capitán de la nave acudir para comprobar qué ocurre.
Un par de horas después anunciaron por los altavoces que la nave iba a proceder a hacer un salto para trasladarse a otra ubicación. No especificaron la razón del traslado, pero todos ya sabíamos que se trataba del mensaje de socorro.
Es extraño que manden a una nave prisión para realizar una misión de reconocimiento.
Nos atamos al asiento de seguridad con sus gruesos arneses y esperamos al momento del salto, escuchando la cuenta atrás por los altavoces.
Yo, que desde siempre he sido un "transportista" estoy acostumbrado a los saltos, pero muchos de los otros reclusos no. Así que tras pocos segundos que duraba el salto, pude escuchar como muchos se desataban rápidamente para meter la cabeza en las letrinas y vaciar sus estómagos.
Yo simplemente sentí las tripas revueltas y creo que en realidad debe ser por no haber desayunado y tener el estómago vacío.
Durante el resto del día nos han mantenido en nuestras celdas, sin darnos más información. Ninguno de nosotros sabía de qué colonia se trataba, así que desconocíamos si aquel era el único salto o si aún nos quedaban más.
Ahora, mientras escribo estas breves líneas, escucho como del final del pasillo se filtran gemidos y lamentos. Uno de los guardias ha pasado en aquella dirección hace varios minutos y aún no ha regresado.
Seguro que muchos me tacharían de tener un humor negro y sarcástico que está fuera de lugar pero me alegro de no ser muy guapo... de otro modo podía haber sido yo el que estuviera gimoteando esta noche...
4 comentarios:
lo q pasa es q ya lei una historia muy parecida a esta en un foro...
No es una historia de fugas de cárceles. Pronto en uno o dos posts comenzará la verdadera historia, paciencia por favor :)
es normal que estemos ansionsos... jeje
A ver que dice el Día 4 :))
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