Dia 2
Hoy nos han dejado estar un par de horas en la sala de ocio. Allí tenemos una limitada biblioteca de cine y varios ordenadores con los que podemos trastear unos cuantos. Aunque varios ordenadores están siempre ocupados por Hank y sus hombres, una especie de banda dentro de la prisión formada por los peores criminales de aquí: asesinos, violadores y psicópatas. Cuando ellos están en los equipos, no queda más remedio que mirar en otra dirección y no molestarlos.
Estuve buscando a Jerry por todas partes, pero no lo encontré. Así que me acerqué a su colega, Fredo, que ocupa la celda a la derecha de la de Jerry y le pregunté por mi amigo el drogata.
- ¿Jerry? No te has enterado, esta mañana ha amanecido muerto -me respondió él del modo más normal, como si hablara del clima.
A pesar de ser un drogadicto empedernido y de no tener nada en común conmigo, le tenía bastante aprecio. Era mi único "amigo" dentro de esta prisión. Ante aquella noticia, me sentí devastado, como si regresara a la situación de soledad que me acompañó desde que llegué hasta que lo conocí. Era básicamente un sentimiento egoísta, lo sé, sentía estar solo, no la muerte del pobre Jerry, pero así nos volvíamos todos en aquella prisión. Animales.
Un guardia nos vio a mi y a Fredo hablando en susurros y se acercó. Nos preguntó por lo que estábamos hablando y los dos caímos en el más impertérrito silencio. Era lo mejor, ya que dijeras lo que dijeras, podía ser considerado como una mala respuesta.
Así que así nos quedamos en silencio durante unos breves segundos en los que el guarda nos interrogó con la mirada sin obtener una respuesta.
Sin previo aviso, el guarda lanzó un golpe con su porra contra el rostro de Fredo lanzándolo contra la pared. Una mancha de sangre tiñó el panel metálico. Observé como Fredo se escurrió hasta el suelo inconsciente. Su mandíbula tenía un aspecto muy feo, parecía desencajada. Yo sé que con agresiones así era muy fácil morir, pero no podría asegurar el estado de Fredo, ya que un momento después, el guarda me golpeó terriblemente en el abdomen con su porra, haciéndome caer al suelo de dolor.
Mi vista se nublo, pero aún alcancé a ver las botas de cuero negro observándome a escasos centímetros. Hasta que una de ellas salió disparada contra mi rostro y caí inconsciente.
Hace varios minutos que desperté en mi celda, dolorido. Tengo un feo hematoma en la mejilla y el abdomen me duele al respirar. No sé qué habrá sido de Fredo.
Pero si soy sincero, no sé que va a ser de mí. No sé cuanto tiempo más podré aguantar esta situación.
¡Por Dios! Si lo único que hice fue vender combustible y minerales en el mercado negro, no soy un maldito asesino, no he tocado a ninguna mujer sin su consentimiento, no me merezco esto.
Solo espero tener la oportunidad de volver a escribir otra entrada en este diario. Eso significará que sigo vivo.
Estuve buscando a Jerry por todas partes, pero no lo encontré. Así que me acerqué a su colega, Fredo, que ocupa la celda a la derecha de la de Jerry y le pregunté por mi amigo el drogata.
- ¿Jerry? No te has enterado, esta mañana ha amanecido muerto -me respondió él del modo más normal, como si hablara del clima.
A pesar de ser un drogadicto empedernido y de no tener nada en común conmigo, le tenía bastante aprecio. Era mi único "amigo" dentro de esta prisión. Ante aquella noticia, me sentí devastado, como si regresara a la situación de soledad que me acompañó desde que llegué hasta que lo conocí. Era básicamente un sentimiento egoísta, lo sé, sentía estar solo, no la muerte del pobre Jerry, pero así nos volvíamos todos en aquella prisión. Animales.
Un guardia nos vio a mi y a Fredo hablando en susurros y se acercó. Nos preguntó por lo que estábamos hablando y los dos caímos en el más impertérrito silencio. Era lo mejor, ya que dijeras lo que dijeras, podía ser considerado como una mala respuesta.
Así que así nos quedamos en silencio durante unos breves segundos en los que el guarda nos interrogó con la mirada sin obtener una respuesta.
Sin previo aviso, el guarda lanzó un golpe con su porra contra el rostro de Fredo lanzándolo contra la pared. Una mancha de sangre tiñó el panel metálico. Observé como Fredo se escurrió hasta el suelo inconsciente. Su mandíbula tenía un aspecto muy feo, parecía desencajada. Yo sé que con agresiones así era muy fácil morir, pero no podría asegurar el estado de Fredo, ya que un momento después, el guarda me golpeó terriblemente en el abdomen con su porra, haciéndome caer al suelo de dolor.
Mi vista se nublo, pero aún alcancé a ver las botas de cuero negro observándome a escasos centímetros. Hasta que una de ellas salió disparada contra mi rostro y caí inconsciente.
Hace varios minutos que desperté en mi celda, dolorido. Tengo un feo hematoma en la mejilla y el abdomen me duele al respirar. No sé qué habrá sido de Fredo.
Pero si soy sincero, no sé que va a ser de mí. No sé cuanto tiempo más podré aguantar esta situación.
¡Por Dios! Si lo único que hice fue vender combustible y minerales en el mercado negro, no soy un maldito asesino, no he tocado a ninguna mujer sin su consentimiento, no me merezco esto.
Solo espero tener la oportunidad de volver a escribir otra entrada en este diario. Eso significará que sigo vivo.
5 comentarios:
no me llama la atencion
un poco de paciencia hombre, que todo lo bueno se hace esperar :)
para mi empieza bien, pero deberías cuidar un poquito más la ortografía. El relato es ameno e interesante, pero ver cosas como "brebe" o "con migo" lo desvirtúa totalmente ;)
Ánimos! A ver que tal las siguientes entradas. Voy a leerlas todas hasta el final porque la historia promete.
MaF
engancha. Sin duda...
Va bien... continúo :))
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