domingo, 18 de febrero de 2007

Dia 1

He conseguido este cuaderno electrónico a cambio de una bolsita de anfetas. Jerry siempre ha sido un drogata desde que lo conozco y no ha sido difícil convencerlo. Aún me pregunto si no he sido un estúpido por cambiar la bolsa de anfetaminas por este maldito cuaderno electrónico cuando podía haberlas canjeado por un montón de cartones de cigarrillos de tabaco (mi único vicio) o una comida decente. Pero ya está hecho y no puedo echarme atrás, Jerry ya se ha metido casi la mitad de las pastillas y no creo que esté dispuesto a devolverme las que le quedan por nada del mundo. Además, para el momento que llegue a volver a verlo en la sala de ocio, se habrá terminado la bolsa entera. Maldito drogata.

Como no hay vuelta atrás, tr
ataré de utilizar esto lo mejor que pueda y seguir con el plan original: dejar constancia escrita del infierno que nos hacen pasar en esta prisión para que no se repita nunca más.

Debería empezar por decir quién soy. Mi nombre es Max McMahon y me encuentro recluido en la prisión RX-67. Mi número de identificación es FG674957-WKS. Fui encarcelado por contrabando.

Hace ya dos años (¿han pasado realmente dos años desde que ingresé?) yo me encontraba realizando mi ocupación acostumbrada e ilegal, el contrabando de combustibles y minerales que de otro modo están sujetos a altos impuestos por el gobierno de Carma-3. Para el transporte de estos bienes, utilizaba mi nave interplanetaria "Caribeña" de tres mil toneladas y capacidad para doscientos treinta años luz de viaje espacial. Recogía los materiales en Carma-3 y los llevaba hasta la tierra donde mi contacto los vendía en el mercado negro.

En aquel último y fatídico viaje, la guardia aduanera de Carma-3 me detuvo antes de salir de la orbita del pequeño planeta. Fui detenido y juzgado en cuarenta y ocho horas. Sin percatarme de lo que estaba ocurriendo me vi embarcado en una nave de transporte camino del límite de la galaxia, camino de la prisión. Me habían sentenciado a veinte años. En los últimos años las leyes contra el contrabando en la república de Carma-3 se han endurecido mucho y yo soy fiel testigo de ello.

La prisión RX-67 es una enorme nave interplanetaria que deambula por los confines de la galaxia. Una isla en un mar de negrura. Imposible de escapar. El porcentaje de muertes en esta prisión era el más alto cuando llegué, un 75%, y en la actualidad es incluso más alto, pero desconozco las cifras exactas.

La mayor parte de los guardias que nos vigilan son antiguos reclusos que sin familia ni vida fuera de aquella nave, optaban por permanecer allí en calidad de guardias de seguridad. Esos son los peores.

Las condiciones de vida de los presos son penosas e infrahumanas. La comida es poco menos que bazofia. Los maltratos están a la orden del día. Y las muertes fortuitas, también.

Un guardia se acerca, debo esconder el cuaderno digital para que no me lo confisquen.

Solo espero que algún día alguien pueda leer estas líneas y dar la voz de alarma a la opinión pública.

4 comentarios:

Max Mcmahon dijo...

;D yo en una historia o es solo alcance de nombre....

Saludos!

Paul J. Martin dijo...

Esta es una obra de ficción y toda coincidencia con la realidad es pura casualidad.

:)

Un saludo.

Kassandra dijo...

Mola.
sigo.
Kass.

Vanesa dijo...

Buen comienzo... :)) invita a seguir leyendo ;)